Verdad y sal

Agua, canales de madera y sol. El agua discurre, se posa en la era, el hombre interviene mínimamente, la naturaleza exacta realiza su trabajo. El tiempo procura el fruto; genera un elemento que fue moneda de cambio. Una roca que revolucionó la alimentación humana. Unas escamas que hoy son objeto de culto para afanados cocineros, lujo para quien cuida su hipertensión y serenidad en el relax. La sal trastocó impuestos, mercados y políticas reales.
El mundo se puede convulsionar durante siglos y en un lugar de nuestro país, el agua impasible a cumbres internacionales, debates y elecciones continúa discurriendo. 

Salmuera que danza elegante por los canales de pino. 
Agua y sal que dormirá en las eras durante unas jornadas para que el sol extraiga el tesoro. 
Una sal que se hace aflorar de la forma más delicada y lógica posible: como hace siglos los romanos descubrieron. Hoy ninguna tecnología ha sido capaz de mejorar el proceso.
El paso de generaciones de salineros ha creado un valle sorprendente en su trazado. Una obra de ingeniería perfecta con elementos que se funden en su propio ecosistema. Un espectáculo inimaginable y grandioso por su sencillez.
Sal compartiendo tierra con eremitas, concejos que miman su patrimonio natural... 
Valle Salado alavés que nos impregna de magnetismo. 
Habitantes con los que conversar sobre románico, gastronomía o mimo a sus montes.
Un hallazgo sobrevenido el paseo por las impresionantes Salinas de Añana únicas en el mundo. Un regalo el encuentro con la cueva de Santiago, las amorosas palabras de Benedicto...
Perderse sin más objetivo que dejarse sorprender por la sencillez de la vida y del agua siempre amable maestra.
Cuanto por aprender de la verdad sin envolturas.



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