Paraísos secundarios

Ella sabía que en sus brillantes ojos sólo cabía la verdad. Sabía que era la más guapa, la más vivaz e irresistible. Lo sentia por dentro y los demás lo veían por fuera. Ella comprendía y aplicaba muy bien el proverbio judío: "con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanza de volver". Y así afirmó: "No puedo mentir, soy testiga de Jehová".

Una mujer que por su manera de afrontar la vida, podría ser fiel reflejo de muchos ciudadanos que no quieren irse lejos, que no mienten, que usan la verdad como bandera. Ella, la actriz de Almodóvar, nunca fue a paraísos fiscales, ni falta que le hacía. Su paraíso estaba en su trabajo, en divertirse y divertir con su gracia innata.
Una vecina,esta mañana en el ascensor, me ha recordado a la reconocida Lampreabe.

Hablar del tiempo y terminar conversando sobre problemas de comunidad y de recetas de cocina, es una escena que siempre nos recordará a los grandes secundarios del cine.

Hoy que a la luz salen hermanas de Reyes, futbolistas o directores de cine, con cuentas de nombres ficticios, una vecina volverá a pronunciar la frase: no puedo mentir.
Que extraordinario país este, donde afortunadamente la inmensa mayoría somos actores secundarios con principios asentados. Actores que hoy volveremos a cantar bajo la lluvia, susurrando la mítica canción, a la persona que amamos.

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