Rápida, audaz y certera...radio



La radio, que invento tan extraordinario. Arma de comunicación que, con sabio instinto, ha sabido sumar y no morir con el paso del tiempo. Lugar donde contar la verdad, vivir el mundo, denunciar lo injusto.

Ondas de radio en las que siempre hay lugar para la palabra sin filtros.

Emisoras que en lugares recónditos son el único medio para alfabetizar, educar o enviar mensajes de futuro.

Marconi en Bolonia o Tesla en EE. UU., nunca pudieron imaginar la inmensa labor social que su invento desarrollaría. Cuando en 1909 el italiano recibía el Premio Nobel de física, no pensó todavía en la magnitud de su avance compartido. Seguramente, aquel día, pudo ahondar en sus disgustos y peleas con Tesla por otorgarse la paternidad del invento. Recordaría también al ingeniero español Julio Cervera, quien trabajó con él unos meses, compartiendo sus investigaciones sobre sus avances en telegrafía. 

La radio fue un invento conjunto, como lo es el trabajo en ella.

La radio desde su nacimiento ha sido fuente de reflexión y controversia.

La radio une vidas.

125 años más tarde, muchos nos mostramos ilusionados al volver, un primero de septiembre, a enviar palabras, mensajes, reflexiones, sonrisas...a las ondas. Ondas hercianas que recorrerán km hasta ser captadas por un receptor. Un oyente que sonreirá, asentirá o ladeará la cabeza al no estar de acuerdo con lo escuchado. Una persona que comentara con los cercanos la noticia de la radio.

Como en las obras de arte hay algo en este invento que supera a la ciencia, a la lógica. La radio emite algo más que ideas. Desprende trocitos de corazón.

Es el medio de comunicación más rápido. Sucede y ya se ha contado.

Es el medio de comunicación más audaz. Permite todos los formatos.

Es el medio de comunicación más certero. Adivina las almas.
   
En la torre de antenas de los jardines de San Pedro, en Roma, Marconi inauguró Radio Vaticano en 1931. En el primer mensaje una palabra: arcano.
  
El misterio continúa cada instante en el que un amigo, sintoniza, conecta el sonido y escucha. Por él, a él le hablamos.

Volver a sentir la cercanía de la familia radiofónica es un enigmático placer.

Una nueva temporada aguarda.

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