Ha sido un placer, Federico.
Estimado Federico,
Ha sido un placer compartir con usted el mismo dial durante cuatro temporadas. Hablo en pasado pues la empresa que lo gestionaba en Zaragoza cesa su trabajo. En mi caso, como productora externa, lógicamente debo buscar otro punto de la frecuencia para seguir laborando.
Quiero serle sincera. Debo reconocer que durante un tiempo sus reflexiones, su rasmia mañanera, tardaron un tanto en conquistarme.
Pero el amor tiene su base en el respeto, en la admiración. Un buen día como en las grandes pasiones, una de sus frases me lanzó una flecha indolora y certera. Me había enamorado de su extraordinario trabajo diario.
Como decía el aragonés Pedro Ximénez de Urrea: "al principio el amador no consienta ser tirado, pues ya nunca será curado".
Asi fue. Me atraparon sus relatos, su conocimiento de la actualidad y de la historia, su cultura y sobre todo su valentía. Comencé a desayunar con usted cada mañana cual amantes tras una noche de trajín amoroso.
Al tiempo, La vida, me llevó a trabajar junto a usted. Más bien tras usted y a 300 km, produciendo y presentando el Magazine “La vida en Aragón”.
Llegue incluso a entrevistarle en su cumpleaños, con sorpresa para usted de la alcaldesa de su pueblo. Durante cuatro años he sido feliz en esRadio hablando para Zaragoza, Teruel y Tarazona.
Colaboradores extraordinarios, patrocinadores fieles, oyentes amigos… a los que con esta carta doy las gracias por algo que en este tiempo no brilla en exceso: la lealtad. Todos ellos han sido elementos tan perfectos que la magia de la radio ha volado cada día. Gracias de todo corazón a el equipo de “La Vida en Aragón”, a todos los entrevistados que siempre han estado dispuestos a responder a nuestra llamada, a mis compañeros de los últimos cuatro años, gracias.
Hemos sido felices.
Pero, las historias de amor en ocasiones se truncan. Hace unos días, el 3 de septiembre de 2020, con la escaleta preparada y la sonrisa sobrante, un correo electrónico rompió nuestra ilusión.
La empresa que gestionaba su cadena en nuestra tierra, cerraba. El argumento: la falta de ingresos por causa del COVID y el verano, poco grato para la publicidad en radio.
Se que usted nada tiene que ver con este “incidente” que se vuelve costumbre en todos los sectores profesionales en los últimos meses. Se de su sensibilidad, de su lucha por lo justo, de su manifiesta pelea por la verdad. De ahí hacerle llegar mi circunstancia.
Señor Jiménez Losantos, el dolor ha sido mucho.
Lo ha sido por ser responsable de mis patrocinadores, colaboradores, de los oyentes… Sobre todo, lo ha sido por dejarme " huérfana" en unas fechas en las que todas las emisoras ya han estrenado nueva temporada.
Le escribo, no para despedirme, pues mi amor hacia su talento continúa indeleble. Le envío estas notas porque me duele lo que le ocurre a la radio en nuestro país.
Es el medio más hermoso.
El medio en el que el alma del locutor, del entrevistado, del colaborador… se transportan creando magia, una magia que está desapareciendo.
La radio se está transformando en un vil juguete para aquellos que tienen dinero, ansias de ego o medrar en sociedad. Hace ya décadas, lo sé.
Informar, formar y entretener, esas tres palabras que aparecen en todos los tratados que hablan de la función de los medios de comunicación, ha pasado a mejor vida. Y estas tres palabras no son un fin antiguo, al contrario, en este mundo líquido, la radio hoy más que nunca podría, debería ser un instrumento para hacer acrecentar el espíritu crítico de esta sociedad dormida.
Estoy dolida Federico, ante una sociedad que no reacciona ante hechos que son causa de queja. La inmensa mayoría no quiere oír ni ver. En este "cuento" que vivimos diariamente los personajes se han trastocado, los malos son buenos y, al contrario. Si piensas diferente de la línea marcada por el poder, te aturden con adjetivos que no te representan.
Ahora la radio, sus “circunstancias” me llevan a trasladar mi trabajo a las redes sociales donde, tantos profesionales, han tenido que reinventarse para seguir batallando. La radio de la frecuencia, la antena y las ondas, parece está ahora para otros “usos”.
Y me duele la radio.
Pero el amor tan profundo que le profeso, me sigue llevando cada mañana a desayunar con usted. Me hace sonreír, enfadarme, pensar. Esa es la verdadera radio la que provoca emociones y sensaciones, como el mejor café arábica.
Me duele la radio, Federico.
A pesar de ello, aunque no lo sepa, usted y yo continuaremos mirándonos a los ojos cada mañana temprano con una taza de café en la mano, sintiendo amor y respeto por este medio que hace historia cada día.
Todas las ondas no claro, algunas solo son repetidoras de las notas de prensa del gabinete de turno de la Moncloa.
Federico, gracias por continuar en la batalla, no reble.
Gracias por su tenacidad turolense por su valentía y su rasmia.
Tenemos muchos cafés pendientes.
Atentamente
Mayte Salvador
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