Zapatos en las manos
Son las cinco de la mañana. El sol está saliendo.
El uniforme mágicamente impoluto.
El cuenco y los zapatos en las manos.
Se aferra al más pequeño y con un gesto de agrado bajan a la carretera.
En una hora llegarán. Viven muy cerca del centro.
Son las cinco y media de la mañana y el camino se viste de verdes, azules, rojos...
Colores que se sobreponen a la roja tierra que pisan.
Paso a paso, una hora, hora y media, dos...
En silencio, cantando, en solitario, en grupo...
Uniforme impoluto, en una mano el cuenco, en la otra los zapatos.
A su llegada la sombra del bao ba los recibe. Paran, se limpian con esmero los pies y los envuelven con los viejos zapatos.
Entran en el aula con techo de uralita y su interés por adquirir conocimientos los hace fuertes y felices.
Los libros son alimento del alma.
En la pausa el cuenco se llenara de maíz.
Conocimientos y almuerzo son una misma prestación.
Al finalizar las clases canto de despedida a la sombra del bao ba, cuenco en una mano y zapatos en la otra de regreso a casa.
Los zapatos solamente se ponen para estudiar y caminar por el colegio.
En la carretera, en su pueblo...los pies descalzos se hacen fuertes al contacto con el asfalto o la rojiza tierra que les ha visto nacer. Es lo natural.
Pero un joven de Estados Unidos, Kenton Lee, puede transformar su rutina. Puede conseguir que 300 millones de niños del mundo que enferman por ir descalzos, tengan más oportunidades. Ese es su regalo. Lee ha conseguido que una gran marca de calzado ponga su experiencia al servicio del bien común.
¿Es este el camino hacia un mundo más compensado?
Tal vez el "Niño de la maleta", si hubiese tenido unos zapatos que duran cinco años, no habría sido protagonista de nuestras vidas.
Ahora la Unión Europea inicia una lucha sin tregua contra las mafias que trafican con la miseria en África. Pondrá cuotas a los países miembros para repartir inmigrantes. España no hace excepciones con Abú para no fomentar más casos similares.
La solución sigue estando en el trabajo sobre el terreno que realizan ONGs como Manos Unidas: dar educación que fomente el espíritu crítico en los niños que después gobernaran; fomentar valores en ellos para erradicar la corrupción de los gobiernos en los países en vías de desarrollo.
Pero también se impone la labor en las naciones desarrolladas. ¿Porque los países más influyentes no consiguen mediante la diplomacia acabar con la guerra entre grupos armados por las minas de coltán de Rubaya, en el Congo?
Minerales que son parte fundamental de móviles y tabletas, diamantes, petróleo,...y unos zapatos que duran cinco años.
Tan sencillo que es utopía.
Y la solución...zapatos que crecen, zapatos que duran cinco años.
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