Riada extraordinaria

Un buen amigo periodista repetía en  los momentos difíciles: el agua siempre va al mar. Es una verdad incontestable. La cuestión es que el hombre se ha empeñado en dominar a la naturaleza o convivir de espaldas a ella. Y… Naturalmente El agua siempre va al mar.



Hace 50 años la imagen de la Ribera del Ebro era bien distinta a la de hoy. Los ríos se dragaban, los siluros todavía  no habitaban con nosotros, las zarzas y otras hierbas se limpiaban. Más datos: la Confederación Hidrográfica del Ebro contaba con trabajadores en presas, pantanos o comunidades de Regantes que, sin más tecnología que el teléfono, vivían pendientes del agua.

Hoy se limpian menos o nada las orillas de los ríos, se construye demasiado cerca de zonas inundables; en presas y pantanos, los funcionarios se jubilaron sin nadie que los reemplazase. Esto en Aragón pues en la cercana Navarra el compromiso con el agua es otro.

El agua siempre va al mar y eso ocurre esta semana. La intensa lluvia y la nieve hace que estemos pendientes de los ríos. Estamos pensando que, en 2018, la riada puede ser histórica. Lo importante: controlar abriéndo las zonas inundables, cuidar las motas, evacuar si es necesario. Pero pasada el agua, sería conveniente sentarse y trabajar de verdad, mirando al Ebro y no de espaldas. Lo piden los agricultores desde hace décadas. La naturaleza sigue siendo sabia e incontrolable. Una gran maestra que nos pone en nuestro lugar. Que pequeños somos ante la fuerza de la verdad

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