A quien corresponda…

“Los niños no han recibido las becas. ¿Puedes ayudarme por favor? “ . Eran las primeras palabras recibidas tras descolgar el teléfono. El número que figuraba en la pantalla era el de una buena amiga. Todo se había complicado enormemente en los últimos meses. Una bonita historia de navidad se había convertido en una terrible pesadilla.
La relación comenzó con sonrisas, con la empatía que surge al escuchar como, el dolor por una grave enfermedad y la alegría de un trasplante, se habían transformado, teóricamente, en solidaridad. Unas siglas eran símbolo de referencia para muchos que creían en los objetivos firmados en el acta fundacional.
La colaboración fue inmediata, el presidente  sabia como utilizar sus argumentos y  conquistar para la causa. De tal manera el apasionamiento nacía, que el reclutamiento de los amigos fue instantáneo.
Actos públicos en destacados  emplazamientos,  fotografías, artículos, entrevistas,…todo parecía transparente y legal.
Solo la ambición, el exceso de orgullo, consiguen con el tiempo, sacar a la luz la verdad de quien  vende y compra corazones aprovechando la falta de recursos de otros. Su propia vanidad era  la causa  de que su balance anual de  “empresa” no cuadrase. La llamada asi lo sugería.



El presidente había prometido ayudas para familias desfavorecidas en un barrio donde las dificultades económicas abundan. Selección, fotos pertinentes y un primer pago para alegrar falsamente. “Los niños no han recibido el total de las becas, ya no se que decir a sus padres. Necesitan el dinero  habían comparado las gafas”. De esta manera continuaban las frases al otro lado del auricular. Pasado mas de un semestre el segundo pago no se había  producido. 

Asi sencillamente se desenmascaraba  a quien recibe ayudas económicas cuyo destino final no son las becas de los pequeños.
Los niños, gracias a la buena voluntad y la presión ejercida, pudieron pagar lo comprado. ¿y los siguientes?

¿Qué ocurre con todos aquellos que pretenden vivir cómodamente negociando con los problemas ajenos? ¿Se sabe de ellos y no se escriben titulares con su nombre?.
Afortunadamente son casos aislados. El tiempo y el egocentrismo son su propio juez.
Son inmensa mayoría los nombres y personas que multiplican “panes y peces” sin afán personal. Estos derrotan también a los que osan jugar con la dignidad.
La mentira dura hasta que florece la verdad.


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