XVIII Premios Goya de Fotografía y Video
"Se lo
dedico a mi padre"… y nos emocionó a todos.
Hubo
sorpresas, sonrisas, la alegría de una niña que recogía la estatuilla junto a
su padre, las dos mujeres que apuestan por realizar vídeos de enlaces
diferentes. La ilusión de una profesión que nos regala álbumes de emociones.
La entrega
de premios a unos profesionales que son capaces de robar amor al amor y enmarcarlo.
Fue la XVIII Gala de los Premios Goya de Fotografía y Vídeo, celebrada este
sábado, 2 de febrero, en Zaragoza.
Una fiesta
que, en sus inicios, fue anterior a los Goya del cine. Fotógrafos y cineastas
tuvieron sus dimes y diretes con el nombre del galardón. Los tribunales
decidieron a favor de los fotógrafos quienes decidieron compartir nomenclatura.
Ambas galas
guardan el mismo nombre del aragonés, con una gran diferencia: la industria del
cine mueve más poder económico y político y su proyección es mayor.
Pensando en
estos prestigiosos premios fotográficos, seguimos teniendo los aragoneses un
pequeño complejo. No somos capaces de presumir suficiente mente de nuestros
logros.
Los premios
Goya de fotografía, por ejemplo, tienen una difusión espectacular en España.
Obtenerlo es pasión para cualquier fotógrafo español a pesar de no tener
dotación económica. Sin embargo, en Aragón, pasan desapercibidos.
Los Premios
Goya aragoneses seguramente fueron más lúcidos y reivindicativos que los del
cine. Hubo belleza en cada instantánea, sala llena y también inclusión y llamada
a la diversidad.
Amar y
potenciar 18 años de goyas aragoneses.
Amar y
potenciar el arte de aquellos que nos regalan instantáneas de vida, es un
deber.
Enhorabuena
a la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Aragón por sentirse orgullosos
de lo que son.
Comentarios
Publicar un comentario