¿Un café?
¿Les apetece un café? Eso sí, un buen café. Cuanta cultura en torno a esta bebida se ha forjado.
¿Tomamos un café? Una frase que recuerda infinidad de momentos importantes de nuestra vida.
Un café nos llevó de la amistad al amor.
Un café que nos llevó a un trabajo mejor.
Un café nos hizo reír y olvidar nuestras penas.
Etiopia, Arabia, Puerto Rico, Brasil, Kenia,…uno para cada instante.
La semilla se extrae del cafeto, un arbusto tropical. Los cafetos producen unos frutos carnosos rojos o incluso amarillos. De esa cereza se extrae ese grano y de él las deliciosas tazas que degustamos bien servidas por los baristas.
La calidad final del líquido que nos sirven en la taza, depende de muchísimos factores que los expertos detallan en sus conferencias. La molida, el grado de calor del agua, la presión de la cafetera…
Actualmente en nuestra comunidad la asignatura del café ya se estudia con detenimiento en las escuelas de hostelería. Desde la Asociación Cultural de baristas de Aragón y dede el Fórum Cultural, se ha hecho realidad el sueño de invertir más horas de formación en esta rama. Especializar a los profesionales del café es una asignatura pendiente y su estudio es un empeño de Alejandro Salvo, Gerente de Cafes A&S y otros muchos empresarios de este sector.
Un mal café estropea una buena comida, uno bueno nos acerca a la mejor conversación.
Decía Jorge Luis Borges: “Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías y el sabor del café”
Al disfrutar de este maravilloso líquido, muchos son los factores que influyen para que nuestras emociones y sensaciones sean sumamente placenteras.
Un buen grano, impecable tostado y molido, el agua a su temperatura exacta y un recipiente correcto harán de ese instante un placer. Al precipitarse el líquido en la taza sin romperse, deslizandose suavemente, el aroma y el sabor llegarán impecables a nuestra boca donde explosionaran con potencia.
Desde el mimo del caficultor hasta la función del continente del café, todos los pasos y detalles son importantísimos para saborear una placentera taza.
Cada día son más los establecimientos de hostelería que se preocupan por servir a sus clientes un buen café. Nosotros, los consumidores, debemos exigir cada día más que esa taza sea perfecta. Somos capaces de pedir que nos retiren un vino o un plato que no están correctos. Seamos también exigentes con un café. Pidamos que la bebida nacida en Etiopía nos transporte durante unos minutos hasta el relax deseado.
Como comenta Jordi Codina, secretario del Fórum Cultural del Café y alma mater de su publicación: " el café no es una bebida, es una ceremonia, una liturgia".
Emociones y sensaciones siempre con una buena taza de café.
¿Nos vemos con un robusta, arábica,...?
¿Tomamos un café? Una frase que recuerda infinidad de momentos importantes de nuestra vida.
Un café nos llevó de la amistad al amor.
Un café que nos llevó a un trabajo mejor.
De izquierda a dcha. Vicente Castillo, Jordi Codina, Mayte Salvador, Alejandro Salvo y Hugo Giambanco de Hena. Foto de J. A. Cortés. |
La semilla se extrae del cafeto, un arbusto tropical. Los cafetos producen unos frutos carnosos rojos o incluso amarillos. De esa cereza se extrae ese grano y de él las deliciosas tazas que degustamos bien servidas por los baristas.
La calidad final del líquido que nos sirven en la taza, depende de muchísimos factores que los expertos detallan en sus conferencias. La molida, el grado de calor del agua, la presión de la cafetera…
Actualmente en nuestra comunidad la asignatura del café ya se estudia con detenimiento en las escuelas de hostelería. Desde la Asociación Cultural de baristas de Aragón y dede el Fórum Cultural, se ha hecho realidad el sueño de invertir más horas de formación en esta rama. Especializar a los profesionales del café es una asignatura pendiente y su estudio es un empeño de Alejandro Salvo, Gerente de Cafes A&S y otros muchos empresarios de este sector.
Un mal café estropea una buena comida, uno bueno nos acerca a la mejor conversación.
Decía Jorge Luis Borges: “Me gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografía del siglo XVII, las etimologías y el sabor del café”
Un buen grano, impecable tostado y molido, el agua a su temperatura exacta y un recipiente correcto harán de ese instante un placer. Al precipitarse el líquido en la taza sin romperse, deslizandose suavemente, el aroma y el sabor llegarán impecables a nuestra boca donde explosionaran con potencia.
Desde el mimo del caficultor hasta la función del continente del café, todos los pasos y detalles son importantísimos para saborear una placentera taza.
Cada día son más los establecimientos de hostelería que se preocupan por servir a sus clientes un buen café. Nosotros, los consumidores, debemos exigir cada día más que esa taza sea perfecta. Somos capaces de pedir que nos retiren un vino o un plato que no están correctos. Seamos también exigentes con un café. Pidamos que la bebida nacida en Etiopía nos transporte durante unos minutos hasta el relax deseado.
Como comenta Jordi Codina, secretario del Fórum Cultural del Café y alma mater de su publicación: " el café no es una bebida, es una ceremonia, una liturgia".
Emociones y sensaciones siempre con una buena taza de café.
¿Nos vemos con un robusta, arábica,...?
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