Muxia, encaje de prodigio vivido
Cuál delicado hilo sobre el mundillo, el trayecto ha creado
un preciado encaje.
Pasos bajo el amanecer, sonrisas al escuchar cada broma,
silencios para meditar, conversaciones sobre lo que importa y lo que es fútil.
Lluvia, sol, calor, frío, niebla y vida.
El bosque de tilos, pendientes que suben y bajan, el río y
el mar.
Aldeas, maíz, animales que pastan.
Una muñeira avivará el espíritu.
La ermita ya señala un
punto.
El faro lo prolongará al infinito.
Los hilos, con ritmo precisó, se han entrelazado por el
picado. Artesanalmente la pieza ha salido del bolillo. Será siempre única, muy
vivida e inolvidable.
Hermoso es caminar sin hora. Mantener la mente en el ahora. Dejarse
llevar por la generosidad de la naturaleza.
Ayer, hoy y mañana los costales en la puerta continuarán
esperando impertérritos su trozo de pan. Los peregrinos saludarán. Los vecinos
repetirán con emoción el deseo aprendido de sus padres y abuelos.
El camino reposa levemente
y comienza de nuevo.
El camino hace grandes a los compañeros de viaje.
En Muxia aflora el encaje del prodigio vivido.
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